miércoles, 12 de septiembre de 2007

Cuando una puerta se cierra, otra se abre.

Y así sucesivamente se van produciendo los cambios en nuestra vida. Unas etapas se cierran, o quedan atrás, y otras se presentan novedosas y jugosas, esperando que le claves el diente.
Se producen en estos momentos muchos sentimientos: desde la pena por lo que dejas atrás, o el "quitarse pesos de encima" por acarrear con una rutina cada vez menos enriquecedora, hasta el nerviosismo propio de los escolares al inicio del año, el miedo a lo desconocido y hasta la alegría y la intriga.
De todo un poco.

Ante esto, qué hacer.
Relajarse y disfrutar de estos momentos que tan pocas veces se producen en la vida.
No digo que esto tenga que ser un contínuo, pero sí viene bien un "cambio de aires" de vez en cuando, salir de lo manido, de lo que es casi automático y enfrentarse a las fortalezas y a las debilidades de cada uno.

Y en este proceso me encuentro.

Lola 8-)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es la salsa de la vida. Nuestra historia avanza así, es la única forma de evolucionar. Sin miedo.

Ánimo, seguro que tú puedes.

Unknown dijo...

Ojalá en mis avances por la línea vital no cupiera en mí la sensación de culpabilidad que en muchas ocasiones me aborda.
Son tantas las opciones del abanico, que me abruma la ansiedad por escoger la adecuada, y me entristece percibir que cuando realizas un paso hacia adelante,tu presente forma ya parte del pasado.tonta que es una...